Después de la conquista y la efervescente situación generada en el territorio americano por los conflictos por los territorios coloniales y más adelante por la suspensión de los privilegios de los encomenderos requirió el establecimiento de leyes que organizaran los nuevos territorios, además del envió de funcionarios leales a la Corona para alcanzar un nuevo orden. Uno de los intentos fueron las leyes Nuevas de 1542, influenciadas por la prédica del dominico Bartolomé de las Casas, que alteraron aún mas los ánimos de los encomenderos y desataron nuevas guerras a las que se sumaron los conflictos con la población andina.
El apaciguamiento social y el ordenamiento de la administración se lograron después de un largo y difícil proceso de consolidación colonial durante la presencia en el Perú del virrey Toledo.
CONFLICTOS POR LOS TERRITORIOS DESPUES DE LA CONQUISTA
En 1534, el rey Carlos V dividió los territorios españoles de América del Sur en dos: Nueva Castilla para Francisco Pizarro (desde el 1º latitud sur hasta el 14º, cerca de Pisco) y Nueva Toledo para Diego de Almagro (del paralelo 14º al 25º, en Taltal, Chile). Para consolidar sus dominios, Almagro tuvo que explorar tierras chilenas; sin embargo, regreso al Cuzco desilusionado por el pobre territorio descubierto. Las difíciles luchas contra los araucanos y la amenaza de motín de su tropa lo habían agotado.
Considerando que el Cuzco formaba parte de su gobernación, a su regreso de Chile, Almagro tomó la ciudad y capturo a Hernando Pizarro. Al enterarse de esto, Francisco Pizarro, que se encontraba en Lima, convocó a las conversaciones de Mala, con la mediación de fray Francisco de Bobadilla, a fin de evitar una lucha armada. El fallo fue a favor de la Gobernación de Nueva Castilla. Ello causó la indignación de Almagro, quien se alzó en armas con sus seguidores y se dirigió al Cuzco con el objetivo de tomar la ciudad. Se inicio así una etapa de conflictos entre los conquistadores que se ha sido denominada las Guerras Civiles.
GUERRA DE LOS ENCOMENDEROS
Luego de muchos años de guerras entre los conquistadores, se logró la paz pero se vio interrumpida por los reclamos de los encomenderos, ya que empezaban a perder sus privilegios. Así inició la guerra de los encomenderos.
EL DESCUBRIMIENTO DE CHILE
El descubrimiento de Chile es el período histórico que se inició con la llegada de los españoles a tierras chilenas, específicamente la expedición de Hernando de Magallanes en 1520, luego continúa con la de Diego de Almagro en 1536, y concluye con la venida de Pedro de Valdivia en 1541, quien inicia el período de la Conquista.
sábado, 27 de agosto de 2016
Conquista del Imperio Incaico
La conquista del Tahuantinsuyo o Imperio Incaico se inicia con la llegada de Francisco Pizarro y sus huestes al Tahuantinsuyo en 1532 marco el inicio de una gran transformación en las formas de vida de los pobladores de los Andes.
LOS SOCIOS DE LA CONQUISTA
En Panamá se había concentrado un gran número de españoles, entre ellos, Francisco Pizarro y Diego de Almagro. Listos para iniciar una nueva exploración, se asociaron con el clérigo Hernando de Luque, testaferro de Gaspar de Espinoza, importante banquero de Panamá, quien sustento económicamente la nueva compañía conquistadora. Con la autorización del gobernador de Panamá, Pedro Arias Dávila, Pizarro y sus socios se lanzaron a la aventura y a buscar u botín que se repartieran entre los inversionistas de la expedición. Pizarro dirigía la empresa, Almagro tomaría a su cargo la formación de la tropa cuidando su abastecimiento y Luque asumuría la dirección espiritual de los nuevos territorios.
VIAJES HACIA EL TAHUANTINSUYO
EL PRIMER VIAJE (1525-1525)
Navegaron bordeando la costa y llegaron hasta lugares desconocidos que bautizaron como Puerto Piñas y Puerto del Hambre. Más al sur, encontraron un poblado donde fueron atacados por los naturales. Por ello incendiaron el pueblo, al que llamaron a partir de ese momento Pueblo Quemado.
EL SEGUNDO VIAJE (1526-1527)
Después de llegar a la altura del río San Juan, Almagro regresó a Panamá y Pizarro continuó hacia el sur. Ante la queja de los soldados, que habían acudido al nuevo gobernador Pedro de los Ríos, este envió al capitán Juan Tafur con la orden de hacerlos regresar. Tafur los halló en la Isla del Gallo, lugar del celebre episodio donde Pizarro preguntó a sus hombres si querían “regresar a Panamá para ser pobres”, sin fama ni dinero, o “seguir hacia el Perú para ser ricos”. Solo trece decidieron continuar y los demás embarcaron de regreso a Panamá. Los trece y Pizarro esperaron medio año la llegada de provisiones y hombres. Finalmente llego Bartolomé Ruiz con provisiones y la orden del Gobernador de que todos regresaran. Antes de cumplir con la orden, Pizarro y sus hombres navegaron las costa y llegaron a Tumbes. Allí fueron recibidos por los naturales, quienes les ofrecieron chicha, fruta, maíz y otras viandas. Era una forma habitual de establecer relaciones de los pueblos andinos.
Sorprendidos con las construcciones y vestidos de indígenas, decidieron regresar para pedir la autorización de conquistar las tierras halladas. Los recién llegados a Panamá alardeaban de las maravillas vistas con sus propios ojos. Sin embargo, Pizarro viajó a España para ser facultado por el Rey Carlos I, llevando consigo tumbesinos cautivos, camélidos, cerámicas y otros objetos. La Corona española firmó la Capitulación de Toledo en 1529, documento que los autorizaba a llevar a cabo su empresa.
TERCER VIAJE
Pizarro recluto gente antes de iniciar su nuevo viaje, entre ellos, varios de sus familiares, a quienes busco en su tierra natal. En 1531, cuando salieron de Panamá, sumaron casi doscientos hombres encaminados a conquistar el imperio. Llegaron a la isla de la Puná, donde despues de una estancia pacífica de varios días, los isleños atacaron al no recibir muestras de reciprocidad. La fuerza convirtió en vencedores a los españoles, quienes llegarían mas tarde a Tumbes, donde se enteraron de que una guerra sucesoria entre Huascar y Atahualpa habia acabado con el triunfo del segundo.
LA CAPTURA DEL INCA
Después de fundar la primera ciudad española, San Miguel de Tangarará, a orillas del río Chira en Piura, los conquistadores iniciaron su ascenso hasta Cajamarca. Pizarro ordenó que la hueste se instalara en la ciudad y envió a Hernando de Soto y luego a Hernando Pizarro a visitar al Inca a su campamento con el objetivo de invitarlo a una entrevista.
LA TOMA DE CAJAMARCA
En Cajamarca, primero Hernando de Soto y luego Hernando Pizarro visitaron al Inca, quien les ofreció chicha y les reclamó habre tomado cosas que no le pertenecían a lo largo de su recorrido. Los españoles mostraron gestos de amistad que llevaron a Atahualpa a aceptar la entrevista con Pizarro. El día del encuentro los españoles esperaban la llegada del Inca listos para combatir. Atahualpa llegó acompañado de un gran séquito de guerreros, sacerdotes, servidores, bailarines, músicos y curacas aliados. Al ingresar a la plaza salió a su encuentro fray Vicente de Valverde, quien había sido encargado de leer el “requerimiento”, mientras Felipillo le traducía al Inca. Al no comprender la compleja situación, el Inca arrojo la Biblia que le había dado el sacerdote. Inmediatamente los españoles arremetieron contra los nativos, lo que causo un gran desconcierto, el Inca cayo de su litera y fue tomado prisionero.
MUERTE DE ATAHUALPA
Atahualpa ofreció entregar oro y plata para establecer una alianza que fue entendida por los españoles como un rescate al modo occidental. Sin embargo, el miedo de un alzamiento y el afán conquistador provocaron la decisión de ejecutar al Inca el 26 de julio de 1533. Formalmente, justificaron la muerte acusando a Atahualpa de complotar un ataque y del asesinato de su hermano Huáscar.
Los cronistas españoles dicen que fue ejecutado en el garrote; en cambio, el cronista Felipe Guaman Poma de Ayala ilustra el hecho como una decapitación. Luego, los españoles se dirigieron hacia la ciudad sagrada del Cuzco a donde arribaron el 15 de noviembre de 1533.
LOS SOCIOS DE LA CONQUISTA
En Panamá se había concentrado un gran número de españoles, entre ellos, Francisco Pizarro y Diego de Almagro. Listos para iniciar una nueva exploración, se asociaron con el clérigo Hernando de Luque, testaferro de Gaspar de Espinoza, importante banquero de Panamá, quien sustento económicamente la nueva compañía conquistadora. Con la autorización del gobernador de Panamá, Pedro Arias Dávila, Pizarro y sus socios se lanzaron a la aventura y a buscar u botín que se repartieran entre los inversionistas de la expedición. Pizarro dirigía la empresa, Almagro tomaría a su cargo la formación de la tropa cuidando su abastecimiento y Luque asumuría la dirección espiritual de los nuevos territorios.
VIAJES HACIA EL TAHUANTINSUYO
EL PRIMER VIAJE (1525-1525)
Navegaron bordeando la costa y llegaron hasta lugares desconocidos que bautizaron como Puerto Piñas y Puerto del Hambre. Más al sur, encontraron un poblado donde fueron atacados por los naturales. Por ello incendiaron el pueblo, al que llamaron a partir de ese momento Pueblo Quemado.
EL SEGUNDO VIAJE (1526-1527)
Después de llegar a la altura del río San Juan, Almagro regresó a Panamá y Pizarro continuó hacia el sur. Ante la queja de los soldados, que habían acudido al nuevo gobernador Pedro de los Ríos, este envió al capitán Juan Tafur con la orden de hacerlos regresar. Tafur los halló en la Isla del Gallo, lugar del celebre episodio donde Pizarro preguntó a sus hombres si querían “regresar a Panamá para ser pobres”, sin fama ni dinero, o “seguir hacia el Perú para ser ricos”. Solo trece decidieron continuar y los demás embarcaron de regreso a Panamá. Los trece y Pizarro esperaron medio año la llegada de provisiones y hombres. Finalmente llego Bartolomé Ruiz con provisiones y la orden del Gobernador de que todos regresaran. Antes de cumplir con la orden, Pizarro y sus hombres navegaron las costa y llegaron a Tumbes. Allí fueron recibidos por los naturales, quienes les ofrecieron chicha, fruta, maíz y otras viandas. Era una forma habitual de establecer relaciones de los pueblos andinos.
Sorprendidos con las construcciones y vestidos de indígenas, decidieron regresar para pedir la autorización de conquistar las tierras halladas. Los recién llegados a Panamá alardeaban de las maravillas vistas con sus propios ojos. Sin embargo, Pizarro viajó a España para ser facultado por el Rey Carlos I, llevando consigo tumbesinos cautivos, camélidos, cerámicas y otros objetos. La Corona española firmó la Capitulación de Toledo en 1529, documento que los autorizaba a llevar a cabo su empresa.
TERCER VIAJE
Pizarro recluto gente antes de iniciar su nuevo viaje, entre ellos, varios de sus familiares, a quienes busco en su tierra natal. En 1531, cuando salieron de Panamá, sumaron casi doscientos hombres encaminados a conquistar el imperio. Llegaron a la isla de la Puná, donde despues de una estancia pacífica de varios días, los isleños atacaron al no recibir muestras de reciprocidad. La fuerza convirtió en vencedores a los españoles, quienes llegarían mas tarde a Tumbes, donde se enteraron de que una guerra sucesoria entre Huascar y Atahualpa habia acabado con el triunfo del segundo.
LA CAPTURA DEL INCA
Después de fundar la primera ciudad española, San Miguel de Tangarará, a orillas del río Chira en Piura, los conquistadores iniciaron su ascenso hasta Cajamarca. Pizarro ordenó que la hueste se instalara en la ciudad y envió a Hernando de Soto y luego a Hernando Pizarro a visitar al Inca a su campamento con el objetivo de invitarlo a una entrevista.
LA TOMA DE CAJAMARCA
En Cajamarca, primero Hernando de Soto y luego Hernando Pizarro visitaron al Inca, quien les ofreció chicha y les reclamó habre tomado cosas que no le pertenecían a lo largo de su recorrido. Los españoles mostraron gestos de amistad que llevaron a Atahualpa a aceptar la entrevista con Pizarro. El día del encuentro los españoles esperaban la llegada del Inca listos para combatir. Atahualpa llegó acompañado de un gran séquito de guerreros, sacerdotes, servidores, bailarines, músicos y curacas aliados. Al ingresar a la plaza salió a su encuentro fray Vicente de Valverde, quien había sido encargado de leer el “requerimiento”, mientras Felipillo le traducía al Inca. Al no comprender la compleja situación, el Inca arrojo la Biblia que le había dado el sacerdote. Inmediatamente los españoles arremetieron contra los nativos, lo que causo un gran desconcierto, el Inca cayo de su litera y fue tomado prisionero.
MUERTE DE ATAHUALPA
Atahualpa ofreció entregar oro y plata para establecer una alianza que fue entendida por los españoles como un rescate al modo occidental. Sin embargo, el miedo de un alzamiento y el afán conquistador provocaron la decisión de ejecutar al Inca el 26 de julio de 1533. Formalmente, justificaron la muerte acusando a Atahualpa de complotar un ataque y del asesinato de su hermano Huáscar.
Los cronistas españoles dicen que fue ejecutado en el garrote; en cambio, el cronista Felipe Guaman Poma de Ayala ilustra el hecho como una decapitación. Luego, los españoles se dirigieron hacia la ciudad sagrada del Cuzco a donde arribaron el 15 de noviembre de 1533.
La Resistencia Andina
La resistencia andina se dio como contrapunto a la invasión española. Los habitantes del Tahuantinsuyo y la élite incaica desarrollaron diversas formas de actuación frente a la invasión española. La negociación, las alianzas, las luchas armadas y la resistencia pacífica fueron los medios a través de los cuales la población indígena reaccionó ante la presencia extranjera. Este es un proceso que se inicia en los primeros días de la conquista y que continúa hasta la consolidación del orden virreinal. un sector de la élite incaica, encabezada por Manco Inca, se refugió en Vilcabamba. La resistencia inca se produjo paralelamente los acontecimientos que marcaron la historia de los primeros años de la presencia española en los Andes.
CERCO DEL CUZCO
Manco Inca observó que solo un pequeño número de españoles ocupaba el Cuzco, mientras Francisco Pizarro se desplazaba hacia Lima y Jauja, y permanecía la mayoría del tiempo en Lima, territorio del curaca Taulichusco. Con el ardid de traerle a Hernando Pizarro unas estatuas de oro de los incas, Manco Inca logró salir del Cuzco.
Consiguió reunir un gran ejército de naturales y paralelamente logró que el Huillac Umu y Paullu Inca, su hermano y rival en el proceso sucesorio, acompañarán a Almagro en su expedición a Chile. A fines de mayo de 1536, Manco Inca y sus tropas, que sumaban 10 mil hombres, cercaron el Cuzco, incendiaron tejados y cortaron las fuentes de abastecimiento de la ciudad. Algunas fuentes llegan a afirmar que las tropas incaicas sumaban 200 mil personas. Despues de meses de asedio, el escenario más importante de la lucha fue la fortaleza de Sacsayhuamán, finalmente recuperada por los españoles después de seis días de intensos enfrentamientos.
EL SITIO DE LIMA
El ataque al Cuzco fue previamente coordinado por Manco Inca para evitar la llegada de refuerzos desde Lima. Un grupo de españoles enviados por Pizarro se cruzó con las fuerzas incas cerca del río Pampas, donde fueron vencidos. Otras expediciones españolas fueron vencidas por los indígenas en su camino hacia el Cuzco. Quizo Yupanqui, encargado del sitio de Lima, luchó en Ate y Guarco hasta llegar al mismo cerro San Cristobal. A la entrada de la ciudad, los nativos fueron vencidos por los españoles gracias a la ayuda prestada por un sector de la población indígena. En algunos casos, esta se dio por las relaciones de parentesco establecidas entre españoles y curacas, vínculo fundamental en la cultura andina. Por ejemplo, las generadas a raíz de las relaciones de Francisco Pizarro con Inés Huaylas, hija de Huayna Capac, le permitieron contar con el apoyo de los curacas de Huaylas.
CERCO DEL CUZCO
Manco Inca observó que solo un pequeño número de españoles ocupaba el Cuzco, mientras Francisco Pizarro se desplazaba hacia Lima y Jauja, y permanecía la mayoría del tiempo en Lima, territorio del curaca Taulichusco. Con el ardid de traerle a Hernando Pizarro unas estatuas de oro de los incas, Manco Inca logró salir del Cuzco.
Consiguió reunir un gran ejército de naturales y paralelamente logró que el Huillac Umu y Paullu Inca, su hermano y rival en el proceso sucesorio, acompañarán a Almagro en su expedición a Chile. A fines de mayo de 1536, Manco Inca y sus tropas, que sumaban 10 mil hombres, cercaron el Cuzco, incendiaron tejados y cortaron las fuentes de abastecimiento de la ciudad. Algunas fuentes llegan a afirmar que las tropas incaicas sumaban 200 mil personas. Despues de meses de asedio, el escenario más importante de la lucha fue la fortaleza de Sacsayhuamán, finalmente recuperada por los españoles después de seis días de intensos enfrentamientos.
EL SITIO DE LIMA
El ataque al Cuzco fue previamente coordinado por Manco Inca para evitar la llegada de refuerzos desde Lima. Un grupo de españoles enviados por Pizarro se cruzó con las fuerzas incas cerca del río Pampas, donde fueron vencidos. Otras expediciones españolas fueron vencidas por los indígenas en su camino hacia el Cuzco. Quizo Yupanqui, encargado del sitio de Lima, luchó en Ate y Guarco hasta llegar al mismo cerro San Cristobal. A la entrada de la ciudad, los nativos fueron vencidos por los españoles gracias a la ayuda prestada por un sector de la población indígena. En algunos casos, esta se dio por las relaciones de parentesco establecidas entre españoles y curacas, vínculo fundamental en la cultura andina. Por ejemplo, las generadas a raíz de las relaciones de Francisco Pizarro con Inés Huaylas, hija de Huayna Capac, le permitieron contar con el apoyo de los curacas de Huaylas.
miércoles, 10 de agosto de 2016
La Rebelión de Manco Inca
En el Valle Sagrado de los Incas, Manco Inca inicia la rebelión en 1536 desde este lugar derrotó a la expedición de Hernando Pizarro.
Luego inició el ataque a la ciudad del Cusco, ocupando la fortaleza de Sacsawamán. El ataque duró casi una semana. Los españoles simularon huir en dirección al Chinchaysuyo. pero regresaron sorpresivamente y tomaron la fortaleza.
El ejército de Manco, sin agua ni municiones y diezmado en la lucha, no pudo seguir manteniéndola. Muchos prefirieron morir en el combate; entre éstos destaca Titu Kusi Hallpa, conocido como Cahuide, quien viendo perdido todo se arrojó de lo alto del torreón. Hernando Pizarro ordenó acuchillar a los mil quinientos soldados indígenas sobrevivientes.
Mientras esto sucedía en el Cusco, otro ejército de Manco al mando de Kisu Yupanqui luchaba en la sierra central. Este valiente capitán cusqueño aniquiló sucesivamente a las expediciones del Capitán Gonzalo de Tapia en Huaytará, a Diego Pizarro en la cuesta de Parcos y a Juan Mogrovejo de Quiñones en el camino a Jauja. ‘
Posteriormente, con 20,000 soldados pasó a atacar Lima. Era agosto de 1536.
El ataque a Lima duró ocho días, pero no pudieron derrotar a los españoles. En lo que hoy se levanta el monumento a Pizarro murió luchando el heroico capitán Kisu Yupanqui. El ejército diezmado se retiró una parte por el valle del Chillón y la otra por Huarochirí hacia el cusco.
En 1538 las fuerzas incas eran aniquiladas en la sierra central. Manco nuevamente pretendió atacar el Cusco, pero tuvo que retirarse ante la presencia de Almagro quien regresaba de Chile. Ante esta situación Manco Inca decide retirarse a Vilcabamba, convirtiendo a esta ciudad en la última capital del Tawantinsuyo.
Desde Vilcabamba, Manco desarrolló una serie de campañas; las encomiendas que los españoles habían formado en Urubamba y Apurímac eran severamente castigadas por el Inca mediante incursiones guerrilleras.
Hacia 1545 Manco fue asesinado, se dice por unos españoles del bando almagrista, a quienes había dado protección.
Luego inició el ataque a la ciudad del Cusco, ocupando la fortaleza de Sacsawamán. El ataque duró casi una semana. Los españoles simularon huir en dirección al Chinchaysuyo. pero regresaron sorpresivamente y tomaron la fortaleza.
El ejército de Manco, sin agua ni municiones y diezmado en la lucha, no pudo seguir manteniéndola. Muchos prefirieron morir en el combate; entre éstos destaca Titu Kusi Hallpa, conocido como Cahuide, quien viendo perdido todo se arrojó de lo alto del torreón. Hernando Pizarro ordenó acuchillar a los mil quinientos soldados indígenas sobrevivientes.
Mientras esto sucedía en el Cusco, otro ejército de Manco al mando de Kisu Yupanqui luchaba en la sierra central. Este valiente capitán cusqueño aniquiló sucesivamente a las expediciones del Capitán Gonzalo de Tapia en Huaytará, a Diego Pizarro en la cuesta de Parcos y a Juan Mogrovejo de Quiñones en el camino a Jauja. ‘
Posteriormente, con 20,000 soldados pasó a atacar Lima. Era agosto de 1536.
El ataque a Lima duró ocho días, pero no pudieron derrotar a los españoles. En lo que hoy se levanta el monumento a Pizarro murió luchando el heroico capitán Kisu Yupanqui. El ejército diezmado se retiró una parte por el valle del Chillón y la otra por Huarochirí hacia el cusco.
En 1538 las fuerzas incas eran aniquiladas en la sierra central. Manco nuevamente pretendió atacar el Cusco, pero tuvo que retirarse ante la presencia de Almagro quien regresaba de Chile. Ante esta situación Manco Inca decide retirarse a Vilcabamba, convirtiendo a esta ciudad en la última capital del Tawantinsuyo.
Desde Vilcabamba, Manco desarrolló una serie de campañas; las encomiendas que los españoles habían formado en Urubamba y Apurímac eran severamente castigadas por el Inca mediante incursiones guerrilleras.
Hacia 1545 Manco fue asesinado, se dice por unos españoles del bando almagrista, a quienes había dado protección.
Decadencia del Imperio Incaico
La llegada a Perú de los españoles se produjo después de dos viajes previos sin éxito. Para su tercer viaje los socios Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de Luque, un sacerdote, contaban con el permiso de la corona española en un tratado firmado por la emperatriz Isabel de Portugal. Este tratado, llamado la Capitulación de Toledo, fue firmado el 26 de junio de 1529 y le daba a Pizarro la autorización de conquistar las tierras que se llamarían Nueva Castilla, de evangelizar a los nativos y de contribuir a la corona de España con un quinto de todas las riquezas halladas y por hallar.
Fue en 1531 que la tripulación española llegó a las costas de Tumbes (el actual Perú) y desde ahí se internó en el territorio del Tahuantinsuyo, llegando hasta Cajamarca en 1532. Allí se encontraba el Inca Atahualpa, hijo de Huaina Cápac, que en esos momentos disputaba el trono con su hermano Huáscar que gobernaba desde el Cuzco.
Los españoles eran pocos en número, pero contaban con armas de fuego y caballos. Ellos organizaron una emboscada al Inca Atahualpa cuando se presentó en la plaza mayor de Cajamarca acompañado de su séquito. Se dice que el cura (con la ayuda de un indio que hacía de intérprete) pidió al Inca convertirse a la religión católica y someterse al rey de España. Ante los términos desconocidos para el Inca, tiró al suelo la Biblia, lo que sirvió de pretexto para el ataque sorpresa de los españoles. Atahualpa fue capturado y, para conseguir su libertad, le ofreció a Pizarro llenar un cuarto de oro hasta donde llegara la altura de su mano. El cuarto fue llenado, pero Atahualpa nunca consiguió su libertad. Los conquistadores lo asesinaron en 1533.
Desde Cajamarca los españoles se movieron hacia el Cuzco, centro del imperio incaico, conquistando los pueblos o consiguiendo el apoyo de los señores y los grupos que se encontraban descontentos con el sistema establecido por los incas. Esto hizo que la conquista del Tahuantinsuyo no fuera una tarea difícil para los españoles.
Entre 1534 y 1542 se creó la Gobernación de Nueva Castilla y Nueva Toledo y se fundó la ciudad de Lima (capital del nuevo territorio) con el nombre de Ciudad de los Reyes. En 1542, la región se convirtió en el Virreinato del Perú.
En el mismo año, Francisco de Orellana descubrió el río Amazonas.
En 1545, se descubrieron las minas de plata de Potosí en lo que hoy es Bolivia.
La Universidad de San Marcos fue fundada el 12 de mayo de 1551 y empezó a funcionar en 1553, convirtiéndose así en la primera universidad de América del Sur.
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